Capitulo II: De cuando las compras te deprimen

¿En qué momento de mi vida ir de compras pasó de ser realmente divertido a una auténtica pesadilla?. Recuerdo que me encantaba ir de tiendas, sola o acompañada, que me sentía genial probándome mil vestidos, camisetas y pantalones y al final, cuando los compraba, no esperaba ni un minuto para estrenarlos. Adoraba mirarme en el espejo del probador e imaginarme con aquella ropa en cualquier sitio: en un bar mientras un chico me miraba, de paseo con mi amigas...
Un día salí de compras con mi novio. Necesitaba un vestido para la boda de una amiga, y quería ir muy guapa... Recorrí calles abarrotadas de tiendas, centros comerciales, tiendas escondidas... busqué y me probé... y todo me quedaba horrible. Ese momento en el que el espejo te mira y te dice: ¿y cómo esperabas que te quedase la falda con ese culo que tienes? ¿acaso crees que vas a ser capaz de meterte en una 38? ¡Por favor! ¡se realista!. Y me hundí. ¿Como me he dejado llegar a este punto?. Y desde entonces no se si me gusta ir a ver ropa... ¿para qué si todo me queda mal?. Deseo volver a ser delgada y que todo la ropa que me pruebe me quede de lujo... que no tenga que comprar unos vaqueros que no me acaban de convencer solo porque son los únicos de mi talla, ¡Mi talla!... Mi talla ahora mismo debe ser una 42 o 44... ¿Cuanta ropa bonita hay de estas tallas? Necesito volver a meterme en unos vaqueros de la 38 como mucho... Y ana y mía nunca me abandonan.